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    Una de las formas más bonitas para recordar y exaltar a cantantes y grupos de música es creando largometrajes que incorporen sus canciones más emblemáticas. No hablo de biopics como Bohemian Rhapsody (Bryan Singer, 2018) o Rocketman (Dexyer Fletcher, 2019). Hablo de historias independientes que aúnan la trama y la música de un artista para crear una historia. Uno de los ejemplos más conocido es Mamma mia! (Phyllida Lloyd, 2008) al ritmo de ABBA. Aun así, este género no tiene mucho éxito en España. Los números recaudados con Explota Explota (Nacho Álvarez, 2020) al compás de Raffaella Carrà lo demuestran. Ahora ha llegado el turno de los grandes éxitos de Hombres G con Voy a pasármelo bien, la película que dirige David Serrano y que ya está disponible en Amazon Prime Video.

    Voy a pasármelo bien es una película para todas las generaciones. No importa que el espectador no haya crecido escuchando El ataque de las chicas cocodrilo, Marta tiene un marcapasos o Devuélveme a mi chica. La historia engancha por el interés romántico, la amistad y las aventuras de los protagonistas, tanto sus versiones jóvenes como adultas. La parte musical, aunque sí que acompaña algunas escenas, está relevada a un segundo plano para no agobiar al público. Una pena cuando las calles de Valladolid son testigo de coreografías dignas del género. Eso sí, las pocas que hay encajan y están colocadas donde tienen que estar.

    Nunca han sido los guapos del barrio

    El filme utiliza dos líneas temporales para contagiar al público el entusiasmo de los personajes. Los tonos cálidos representan la época de 1989 en Valladolid. Layla (Karla Souza), nueva en la ciudad, llega a Octavo de E.G.B. y David (Raúl Arévalo) no puede evitar que la chica le guste. El joven, guiado por los malos consejos de sus amigos (como los de Stranger Things, pero sin elementos paranormales), intenta conquistarla sin mucho éxito. Al grupo les une la música de Hombres G que, entre varios usos, les sirve para olvidarse de los abusones del colegio.

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    Es por medio de las canciones, los tonos fríos y los fundidos cuando se intercala la segunda época de la historia. El grupo de amigos (Pitus, como se llamaban en el colegio) vuelve a reunirse casi treinta años después. David ahora es un escritor sin ideas y Layla es una directora de cine ganadora de un Oscar. Será la música de Hombres G la que les haga recordar que el tiempo ha pasado, pero los sentimientos no. Por otro lado, aunque la parte musical acompañe más a la juventud de 1989, unos años después los personajes adultos también disfrutarán de ella.

    Déjame que te diga...

    La película hace honor a su título gracias al reparto de chavales brillantes. Su punto fuerte. La joya de la corona es, sin duda, Luis (Rodrigo Gibaja). Un personaje secundario, pero es el que más atrae a la cámara y con el que el público más se va a identificar. Luis es la piedra angular que une al grupo. Luis es un soplo de aire fresco para este largometraje. Luis es el que utiliza el humor para tapar los problemas personales que tiene detrás. Lo hace con desparpajo a base de ¿pero qué Pretenders?, Okey Makey y ¿de qué vas, biterkas?, que lo acompañarán hasta en su versión adulta interpretada por Raúl Jiménez.

    En este caso, los adultos lidian con la parte dramática del largometraje mientras que la juventud brega con la diversión y los matones. Aunque Voy a pasármelo bien tiene como eje principal ser una comedia romántica en las dos líneas temporales, uno de los temas que muestra en 1989 es el bullying, la pérdida y la amistad. Por otro lado, la parte madura mantiene un tono más amargo en comparación con la infancia al mostrar que los caminos se separan al crecer, pero sostiene la diversión que el filme promete. Y más al crear la incertidumbre de si al final la parte romántica vencerá entre los protagonistas.

    Valoración


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    Imagina que es viernes y estás viendo Disney Channel. La programación empieza a las 17.30 horas con High School Musical 2, continúa con nuevos episodios de Hannah Montana a las 19 horas y termina a las 21.30 horas con el estreno de Camp Rock. Has cantado This is me, Fabulous y The best of both worlds a todo pulmón. Y, con esto, te vas a dormir tranquilamente sin las preocupaciones de una persona con más de 20 años que no sabe qué hará al día siguiente con su vida. Recuerda, tenías 12 años.

    No hace falta vivir en la nostalgia. Así puedes volver a sentirte después de ver la tercera temporada de High School Musical: El Musical: La Serie (HSMTMTS). Las entregas anteriores fueron un golpe de realidad para aquellas personas que crecieron con el Disney original. La tercera parte, de nuevo, va a hacer que el espectador regrese a su niñez o juventud, por lo menos durante la media hora que dura cada uno de los ocho capítulos. Ha vuelto la nueva generación de Wildcats a Disney+ acompañados de nuevos y antiguos personajes de la franquicia. Han vuelto los dramas juveniles de la pandilla de la escuela secundaria East High abrumados por el frío de Frozen.

    Nuevo musical, misma estrategia

    La primera temporada de HSMTMTS giró en torno a un grupo de estudiantes de la escuela secundaria East High que tuvo que convertir la película High School Musical (2006) en el musical del instituto, teniendo en cuenta que se rodó en el mismo edificio. Por otro lado, la segunda entrega siguió el mismo modelo de falso documental y los personajes llevaron a los escenarios las escenas y las canciones más emblemáticas de La Bella y La Bestia (1991).

    La novedad de los últimos 8 episodios de la tercera parte, estrenados el 27 de julio en Disney+, consiste en que algunos miembros de los Wildcats, fuera del año escolar, acuden a un campamento de teatro de verano, Camp Shallow Lake, en California. Además, el grupo de amigos, convertidos ahora en campistas, tendrán que competir y prepararse para un nuevo musical: Frozen (2013). Y no solo eso. A lo largo de los ensayos se filma un documental sobre la experiencia del alumnado durante las dos semanas que dura el curso. La grabación tiene como eje principal observar cómo componen la producción musical que luego estrenarán en exclusividad en Disney+.

    El elenco de HSMTMTS en la premier.  Fuente: Instagram @highschoolmusicalseries

    Esta especie de documental dentro del falso documental del que se caracteriza la serie es una crítica a los reality shows. Los campistas, a pesar de las crisis de identidad, sentimentales y existenciales (como les lleva sucediendo desde el primer episodio de la primera temporada), tienen el concepto de la amistad por encima de todo. Sin embargo, las personas que graban el reality llegan a plantearse cancelarlo. Los Wildcats no crean el drama suficiente para enganchar a la audiencia. Por este motivo, Carlos, Ricky, Gina, E.J. y toda la pandilla empiezan a simular que hay problemas dentro del espectáculo. Así, el espectador podría ver que la mayoría de las cosas que aparecen en la televisión son ficción, incluso los documentales. El escritor Eloy Moreno ya comentaba este hecho en su libro Tierra.

    En cuanto a la representación LGTB+, la serie incorporó desde la primera temporada una pareja homosexual. Sin embargo, después de que Disney+ estrenara la serie Love, Victor (2020) con un protagonista principal al que le gustaban los hombres, era de esperar que la marca habría avanzado en este aspecto. No obstante, en esta tercera parte de HSMTMTS, mientras que sí que hay discusiones y caricias entre personajes heterosexuales, apenas hay guiños a la bisexualidad. Una de las protagonistas descubre que le atraen tanto las mujeres como los hombres y, como mucho, solo tiene 15 minutos de un episodio para descubrir quién es en realidad y cantar una canción. Eso sí, las escenas del triángulo amoroso entre Gina, Ricky y E.J. ocupan gran parte de la temporada, como ya ocurría en las pasadas entregas. Disney+ está evolucionando en cuanto al contenido que estrena para personas adultas, pero a la juventud todavía la trata con pinzas.

    La nostalgia por Disney Channel 

    Disney+ ha resurgido entre la competencia, igual que lo ha hecho la época del 2000. La generación que creció con Disney Channel quiere de vuelta las series y los personajes que los han visto crecer. La plataforma ha hecho eco de esta necesidad y ha querido complacer al público en esta nueva temporada. Ya no solo por el hecho de cantar canciones de las películas originales como High School Musical 2 (2007) o Camp Rock (2008), sino porque han recreado la competición de los Disney Channel Games (2008) al ritmo de la canción It's On de Camp Rock 2: The Final Jam (2010).

    La localización de la serie no es una novedad. Que los protagonistas acudan a un campamento de verano no es una característica innovadora dentro de Disney. La decisión de trasladar a los personajes a una zona más verde y rural ya la han utilizado en otras ocasiones como en la serie Campamento Kikiwaka (2015), el spin off de Jessie (2011-2015). Sin embargo, el cambio de ambiente ha venido bien para darle una nueva perspectiva a HSMTMTS y demostrar que puede seguir adelante sin el personaje de Nini, interpretado por la cantante Olivia Rodrigo.

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    Los Wildcats no están solos en esta temporada. A las caras conocidas del East High, se suman nuevos personajes. Algunos ya los conocemos. Disney+ continúa experimentando con el multiverso. Ha apostado por Corbin Bleu, el actor que interpretó a Chad Danforth en la trilogía de High School Musical, para desarrollar la trama principal del falso documental como presentador del programa. Lo acompaña Dewey Woody, el instructor del campamento, que no es ni más ni menos que Jason Earles, el hermano de Miley Cyrus en la serie de Hannah Montana (2006-2011).

    Si esto no fuera suficiente para vivir en la nostalgia durante varias horas, ya han confirmado la cuarta temporada de HSMTMTS. La próxima vez que veamos a la nueva generación de los Wildcats estarán acompañados del cast original. Vuelven al instituto Corbin Bleu (Chad Danforth), Monique Coleman (Taylor McKessie), Lucas Grabeel (Ryan Evans), Bart Johnson (Jack Bolton), Alyson Reed (EM Darbus) y Kaycee Stroth (Martha Cox), según ha confirmado Disney+. Habrá que esperar un poco más para descubrir si se incorporan al reparto Zac Efron, Vanessa Hudgens y Ashley Tisdale.

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    Las personas transexuales son las más estereotipadas en el mundo audiovisual

    Simon Spicer, el protagonista de la película Con Amor, Simon (2018, Greg Berlanti), se preguntaba por qué son las personas del colectivo LGTB las que tienen que salir del armario y no las personas heterosexuales. Una pregunta que se pueden hacer miles de niñas y niños que no saben quiénes son a tan temprana edad o que, por otra parte, la sociedad les dice quiénes tienen que ser solo por su aspecto. Aunque la educación es una gran aliada, la industria cinematográfica y las plataformas en streaming también sirven para aprender sobre el colectivo LGTB y a este para empoderarse.


    Ahora, "lo que está haciendo el colectivo LGTB en los cines y las series es normativizarse muchísimo para poder caber dentro de esta sociedad heterosexual en la que vivimos", comenta Carlos Giménez, director y productor cinematográfico. Todo y que han aparecido, por ejemplo, personajes queer, aún queda mucho camino por recorrer. "Todavía no se ha normalizado lo suficiente las relaciones entre personas del mismo sexo o la realidad de las personas trans. Se tiende a representar lo heteronormativo", opina Mar Tornero, vicepresidenta de la Asociación de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Trans Activistas de Cartagena y Comarca (GALACTYCO).


    Persona sosteniendo la bandera LGTB. Foto  de  Stavrialena Gontzou  en  Unsplash

    El informe anual de la Asociación Gay y Lésbica contra la Difamación (GLAAD) muestra la representación de las distintas orientaciones sexuales que aparecen en el cine de Hollywood. El estudio de 2021 indica que en 2020 hubo un aumento del 22' 7 % con respecto al 18' 6 % en el porcentaje de películas con personajes LGTB. Aún así, no apareció ninguna figura transgénero ni género no-binario en las 44 películas analizadas, entre ellas Los nuevos mutantes (2020, Josh Boone), Onward (2020, Dan Scanlon) o The Boys in the Band (2020, Joe Mantello).


    Las películas del análisis que ha hecho GLAAD se han estudiado conforme a la prueba Vito Russo. Esta consiste en ver si el filme seleccionado tiene al menos un personaje identificable como bisexual, lesbiana, gay o transgénero; este no tiene que ser definido solo por su orientación sexual o identidad de género y, además, ha de ser una parte fundamental de la trama, es decir, no tendría sentido si no estuviese. Un trabajo de investigación que se realiza porque todavía hay estereotipos en las pantallas como el del mejor amigo gay o la sexualización de las lesbianas.

    Películas y series con representación LGTB. Elaboración propia.

    La lucha trans después de las cámaras

    Carlos Giménez, director del documental Liz Dust: Arte, Orgullo y Dragqueer, opina que la lucha del colectivo trans es distinta porque, mientras los homosexuales luchan por poder querer, el colectivo trans lucha por querer ser. También hay que tener en cuenta que en el cine todavía sufren más porque "o los representa gente que es cisgénero, o actores que hacen un disfraz de la experiencia trans o solo les dan el papel de personas transexuales", expone Elodie Mellado, editora y programadora de Filmin.

    Hay películas que sí que apuestan por representar al colectivo, sería el caso de Nosotros nunca moriremos (2020, Eduardo Crespo), pero tienen una repercusión muy pequeña. También hay plataformas en streaming que ayudan a la representación de esta comunidad como Netflix con POSE (2018-) y Orange Is the New Black (2013-2019, Michael Trim; Andrew McCarthy). En España. Atresplayer apostó por la serie de Javier Calvo y Javier Ambrosi, La Veneno (2020), donde la mayoría de los papeles protagonistas, secundarios y extras son personajes transexuales.


    Inicio de Netflix. Foto de Charles Deluvio en Unsplash


    Sin embargo, el colectivo trans sigue siendo uno de los colectivos más estereotipados porque su experiencia sigue sin estar verdaderamente reflejada. Una posible solución para evitar esto sería que dentro del equipo hubiese gente que pueda haber vivido la experiencia queer para no caer en la "estereotipación desde la perspectiva heterosexual", opina Mellado. "Es importante que las productoras contacten con asociaciones queer para trabajar con ellos", añade Mariona Borrull, crítica de cine que escribe para Fotogramas y El Antepenúltimo Mohicano, entre otros medios.

    Hay que tener cuidado también cuando la aparición de personajes del colectivo LGTB aparecen en las películas y las series como una estrategia de venta y luego solo tienen dos minutos en pantalla. "El pinkwashing y queerbaiting son estrategias de marketing utilizadas por las grandes productoras de cine de Hollywood para ser percibidas como industrias tolerantes con respecto a la diversidad sexual y así atraer a audiencias LGTB+", explican la profesora Leonarda García y el profesor Juan José Sánchez de la Universidad de Murcia en el artículo La construcción mediática del colectivo LGTB+ en el cine Blockbuster de Hollywood. El uso del pinkwashing y el queerbaiting (2020).

    El cine LGTB around the world

    El cine reacciona, aunque sea en una pequeña medida, sobre la realidad social que se vive en el momento. Por tanto, dependiendo del lugar donde el contenido audiovisual se ruede tendrá -o no- representación queer. La industria cinematográfica es muy geográfica. "En los festivales es muy evidente cuando una película es LGTB porque tiene que focalizarse, dirigirse y dibujarse para estar centrada en un público exterior", explica Borrull.

    La representación del colectivo en el cine y en el mainstream no lleva la misma velocidad en toda Europa. Hay países donde el cine LGTB está marcado por la opresión que aún viven las personas del colectivo dentro de este y, evidentemente, "hay otros lugares que legislativamente están más avanzados, como pueden ser España, Francia o Alemania, donde la representación LGTB puede incorporar sus narrativas y dinámicas dentro de otras variaciones", argumenta Mellado. Es decir, tratan lo que sería el amor sin, por ejemplo, el conflicto de salir del armario.

    La imagen LGTB está más normalizada en las series. Sex Education (2019, Laurie Nunn) o It's a Sin (2021, Russell T. Davies) están orientadas a gente joven y "se ha dado una visión más compleja y trabajada de la realidad LGTB", comenta Mar Tornero, vicepresidenta de GALACTYCO. Por tanto, las series han sido más espabiladas con la representación del colectivo y saben la importancia que tiene normalizar su realidad, aunque todavía caigan en estereotipos. Entonces, "se está viendo como desde el mainstream hay pequeños guiños, pero sigue siendo una minoría palpable", concluye Mellado.

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    Cómo ser un buen crítico de cine frente a la amenaza del streaming

    El exceso de contenido audiovisual modifica el trabajo de la crítica

    Los expertos cinematográficos están desbordados. A la guerra entre las plataformas de streaming (Disney +, HBO, Netflix, Amazon Prime Video...) que compiten por ver quién puede sacar más contenido audiovisual a la semana, se suman los estrenos que todavía llegan a sala. El trabajo del crítico de cine ha cambiado. Ahora, «tiene que reivindicar su papel e intentar separar el grano de la paja», explica Noel Ceballos, experto en cultura y redactor en la revista GQ España.

    Y como la oferta de las plataformas es más barata que ir al cine todas las semanas, la competencia y el intrusismo en el sector crece cada día. La Real Academia Española (RAE) define a la cinefilia como la pasión que tiene un individuo por el cine. Esta pasión lleva a muchos aficionados a crear blogs para comentar series y películas sin tener un conocimiento real sobre el tema. 

    Pero esta profesión tiene sus exigencias. El camino para desarrollar una carrera sólida requiere una buena formación y ganas de innovar. Estos son los pasos para convertirse en un buen crítico en la era del streaming. 


    Photo by Glenn Carstens-Peters on Unsplash

    PASO UNO. Hay que saber de cine. Es esencial tener una idea sobre planos, directores, fotografía..., conocimientos que se pueden conseguir desde el Grado de Periodismo o de Comunicación Audiovisual que ofrecen varias universidades. Asimismo existe la opción de asistir a una escuela de cine como, por ejemplo, la Escuela Superior FX Animation en Valencia. «Hace 30 años no era una opción estudiar cine, ahora es muy fácil», opina Sergi González, director de la productora DIONISIA. También es importante saber desenvolverse con los idiomas, entre ellos el inglés.

    PASO DOS. Es la hora de optar por la especialización. El catálogo que ofrece el cine es muy amplio, tiene muchos tipos y géneros como clásico, moderno, asiático, de Hollywood, de autor y una larga lista más. Es imposible abarcarlo todo. Janire Zurbano, coordinadora de series en Cinemanía, aconseja especializarse mejor por marcas y cine comercial (Marvel, Star Wars, Tarantino...) que por películas de género (ciencia ficción, terror...). Es más fácil dar una opinión sobre algo de lo que se tiene conocimientos. Los géneros se mezclan entre ellos y pueden ser más complicados. De todas formas, no es obligatorio, «al final tiene que ver con lo que te gusta», aclara Zurbano.

    PASO TRES. Igual que no hay que juzgar un libro por su portada, tampoco hay que juzgar una película por su género. «Todas las películas tienen algo positivo, de todas se aprende algo», afirma Sergi González, experto cinematográfico en Onda Cero Vila-Real. «No puedes decir que una película es una mierda, pero sí que puedes decir que no te ha gustado», explica González. El límite de una buena crítica se encuentra en el respeto hacia el trabajo que hay detrás de la obra. «Respeta la película que te ha tocado y escribe sobre ella de la forma más honesta y sincera», concluye Ceballos.

    PASO CUATRO. El trabajo de la crítica cinematográfica se complica con el aumento de contenido audiovisual que producen las plataformas en streaming. Los críticos ya no están en «una posición tan cómoda como la que había antes, cuando las películas llegaban a los cines y había un número reducido. Ahora hay mucho material, muchas plataformas y muchas formas de ver cine que antes no existían», revela Ceballos. El experto es el que tiene que surfear entre todo ese material y decidir qué es lo que vale la pena. Por tanto, vas a pasar muchas horas pegado o pegada a una pantalla.

    PASO CINCO. Adáptate a los cambios del siglo XXI. Con el aumento de usuarios en YouTube, Twitch y Tik Tok, haz críticas audiovisuales y súbelas a las redes sociales. Modernízate y sigue el ejemplo de SensaCine que, aparte de escribir, también sube vídeos en sus plataformas.

    PASO SEIS. No te infravalores. Tu opinión es igual de válida que la de cualquier otro crítico. Aunque cada uno tenga su estilo, «no hay una única forma de hacer crítica. Eso es lo interesante de esta profesión», razona Júlia Gaitano, colaboradora en la revista El Antepenúltimo Mohicano. En el cine no existe una verdad universal, pero no te olvides de argumentar por qué te ha gustado, o no, el contenido que has visto. 

    Y recuerda, lo más importante que tienes que hacer al escribir una crítica es «analizar con tu firma. Hay interpretaciones que tú vas a hacer que otros no. Cada uno ve las cosas de una manera diferente. Tienes que ver qué es lo que tú puedes aportar a esa opinión generalizada», explica Zurbano. Y estos son los pasos a seguir para ser un buen crítico de cine en la era del streaming y el intrusismo en el sector.


    Photo by Krists Luhaers on Unsplash
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    Eternals es una de las últimas películas de Marvel Studios y puede que sea difícil de seguir para aquellas personas que sí que han visto los trabajos cinematográficos de la compañía, pero no han leído los cómics. Aún así, no hay ningún problema para entender la trama porque, al fin y al cabo, es la presentación de diez nuevos superhéroes dentro de la franquicia marvelita.

    Esta nueva entrega está dirigida por Chloé Zhao, ganadora de los Óscar a Mejor Película y Mejor Directora en 2021 por Nomadland. Lo que ha hecho que se pueda percibir su esencia en el filme: el cuidado de los detalles y la narración lenta.

    Un reparto lleno de estrellas

    Un elemento que hizo que las expectativas estuviesen muy altas antes de su estreno fue el reparto. Esta nueva saga del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) cuenta con dos de los hermanos de la casa Stark de Juego de Tronos. Richard Madden (Rob Stark) ahora será Ikaris, alguien parecido a Superman que representa el poder de las creencias, y Kit Harrington (Jon Snow) en la piel de Dane Whitman, que cogerá más importancia en las próximas películas.

    Protagonistas de «Eternals» en Fuerteventura. Fuente: Walt Disney Studios Motion / Marvel Studios

    De este gran equipo también forma parte una deslumbrante Angelina Jolie, recientemente vista en el film Aquellos que desean mi muerte. Jolie se pondrá bajo la piel de Thena, una diosa guerrera con la que el espectador descubrirá la importancia de la salud mental. Además, la actriz mexicana Salma Hayek, que ha aparecido en largometrajes como La chispa de la vida o Felicidad, interpretará a Ajak.

    Por otra parte, Gemma Chan será Sersi. A Druig lo representará el irlandés Barry Keoghan, al cual se le ha visto actuar en Dunquerque. El actor surcoreano Ma Dong-seok interpretará a Gilgamesh. Compartirán pantalla con Kumail Nanjiani, que dará vida a Kingo, Brian Tyree en el papel de Phastos y Lauren Ridloff en el de Makkary. Por último, la joven Lia McHugh será Sprite.

    Del chasquido de Thanos hasta los celestiales

    Jack Kirby es el creador de estos personajes y su primera aparición tuvo lugar en los cómics de Marvel en 1976. Sin embargo, en la película que se presenta ahora, dentro del MCU, los acontecimientos se sitúan cronológicamente después de Vengadores: Endgame.

    Escena «Vengadores: Endgame» - Marvel Studios

    Los Vengadores han vencido a Thanos después del chasquido original y la mitad de la población que desapareció en Vengadores: Infinity War ha vuelto a la Tierra después de 5 años. Para conseguir vencer al titán morado, algunos de los héroes principales perecieron en la batalla y los restantes se han ido retirando poco a poco. Por tanto, mientras la población se recupera del lapso, están preocupados porque con los Vengadores disueltos, no hay nadie que los proteja en futuras batallas.

    Es aquí donde entran los Eternos, un grupo de 10 superhéroes que cuentan con habilidades específicas -desde súper velocidad, controlar las mentes hasta manipular la materia-. No actuaron cuando apareció Thanos, pero ahora no les ha quedado más remedio que aparecer cuando los Desviantes, criaturas creadas por los Celestiales, amenazan con destruir todo lo que encuentran a su paso.

    Dos ideas: puede salir bien o ser un desastre

    El problema con el que se encuentra Chloé Zhao es que el público no conoce a estos personajes. El tiempo aquí es un arma de doble filo que corre a contrarreloj para presentar a 10 héroes y hacer que la audiencia conecte con ellos. Se abusa mucho de los flashbacks para conseguirlo, haciendo que se creen dos líneas temporales que envían la trama principal a un segundo plano.

    En consecuencia, no se llega a conectar con el grupo y se compara esta situación con los héroes principales de Marvel. No es justo cuando ellos han contado con al menos tres películas individuales para llegar a crear una conexión. Los personajes que tiene que presentar Zhao cuentan, como mínimo, con 10 minutos en pantalla para contar sus historias dentro de la trama general.

    Un punto remarcable de la película es que, teniendo en cuenta que la distribuidora es Disney, han dado un paso al frente y aparece la primera pareja homosexual en una película de la franquicia. Marvel también ha apostado en esta nueva entrega por la diversidad, aunque ya lo han hecho en película como Black Phanter o Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos. El grupo de los Eternos está formado por héroes de distintas razas y cuerpos, dejando de lado la representación que había hasta el momento de superhéroes blancos, musculosos y, en gran parte, hombres americanos. Esta vez, el poder y la fuerza de la trama recae sobre las mujeres. 

    El lenguaje de signos aparece como elemento esencial. Lauren Ridloff, la actriz que interpreta a Makkari, es sorda lo que ha hecho que se utilicen subtítulos. El público ha respondido de forma positiva dado que ha aumentado el número de personas que quieren aprender el lenguaje de signos gracias a esta incorporación. Viendo esto, han seguido con la representación de este colectivo en la serie de Ojo de Halcón.

    La España de los Eternos

    Chloé Zhao ha tenido mucho cuidado a la hora de escoger las tonalidades de color de las escenas y las localizaciones. El pasado está marcado por tonos cálidos que muestran la afabilidad entre los personajes que, al principio, eran como una familia. La cúspide, lo que para ellos sería el presente, el momento donde todo empieza a torcerse, está rodado en las Islas Canarias y, para marcar una diferencia, se aprovechan los tonos oscuros de la arena y las rocas. Destacan los negros y los terrenos puntiagudos como el volcán El Cuervo (Fuerteventura) y la playa de La Solapa para marcar la tensión. 

    Escena de «Eternals» en La Solapa (Fuerteventura) - Marvel Studios

    En conclusión, se ha optado por criticar a Eternals de forma negativa porque es algo nuevo. Chloé Zhao no ha seguido el modelo de las películas que Marvel había hecho hasta el momento: chiste gracioso, músculos, peleas, mucha acción y vuelta a empezar. Zhao ha decidido darle importancia a los detalles y a las historias de los personajes, lo que ha hecho que la narración se lenta y el público saliese aburrido. ¡Ojo! Eternals no es lo peor de Marvel, pero tampoco lo mejor. Eso sí, quedan Eternos para rato.

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    Tina Pau, educadora social y trabajadora en la Asociación Natania

    Tina Pau en el despacho de Natania (València)

    Irene Delgado / Katherin Holguin / Elena Martí / 
    Alexandra Rodríguez, Miriam Tarín. Castelló.


    Tina Pau (València) es voluntaria en Hermanas Hospitalarias, un proyecto que concentra un amplio número de centros y servicios centrado en ayudar a los más necesitados. Además, es trabajadora social en la sede del proyecto Rehoboth de la Asociación Natania, entidad que lucha contra la exclusión de las personas sin hogar, desde su nacimiento en 2009. Pau explica que lo que se busca en esta es dar visibilidad a este colectivo y eliminar prejuicios.

    «Cada persona tiene una imagen de lo que son las personas sin hogar», opina la voluntaria. Los medios de comunicación suelen potenciar los aspectos negativos del colectivo como bien recoge el trabajo La ética periodística en el tratamiento de la pobreza de María José Rubio, periodista y licenciada en Comunicación Social en la Universidad de Chile. «Todavía hay personas que piensan que las personas sin hogar son unos mendigos que andan por ahí tirados, que son alcohólicos o que van todos sucios», añade exasperada la integrante de Natania. Pau opina que sigue habiendo mucho desconocimiento en los medios: «Una noticia sobre las personas sin hogar no es un tema que aparezca porque sí».

    Además, cuando se manifiesta esta cuestión, la trabajadora social considera que utilizan la victimización. Sin embargo, «hay personas sin hogar que han tenido una vida muy normalizada —habiendo estudiado dos o tres carreras, con familia y trabajo...— hasta que, de repente, la vida se les ha truncado», confiesa Tina Pau. Aun así, en los medios siguen teniendo la imagen de que son gente pobre que vive por ahí sin más, según expone la trabajadora social.

    Y, cuando esto no funciona, el periodista pasa a sacar la carta «reivindicativa», señala la educadora. Es el caso de las noticias en las que se denuncia que una entidad, por ejemplo un Ayuntamiento, no les ha proporcionado nunca lo que necesitaban, como capital, infraestructuras o ayudas. «Sí, se denuncia la situación, pero no siempre consiste solo en ese problema», argumenta Pau. Por otro lado, la voluntaria dice que hay veces que la prensa comenta la parte más negativa de la historia de una persona sin hogar, pero no llega a explicar el porqué.

    En lo que se refiere al lenguaje inclusivo, Tina Pau tiene las ideas claras. Desde la Asociación Natania, como profesionales de lo social, han querido poner un vocabulario un poco mas avanzado a la realidad. Por ejemplo, quitar el uso de «mendigos», aunque «sinhogarismo» le resulta compleja. «Es como que les ha pasado algo», comenta la voluntaria. No hay que olvidar que son «personas que viven en la calle y personas sin hogar», expresa Pau. «La realidad de cada historia es completamente diferente. Los medios deberían tratar con más respeto la vida de estas personas», critica y concluye la directora del proyecto Rehoboth.

    Conociendo la Asociación Natania (València) 

    Natania es una asociación que se creó en 2009 y tiene la finalidad de luchar contra la exclusión de las personas sin hogar. Tina Pau, miembro del equipo, asegura que se inició de la nada y sin ningún tipo de ayuda salvo la de los jóvenes voluntarios. Observaron que las personas sin hogar de València no tenían a donde ir desde el viernes por la noche hasta el domingo por la tarde. Así surge el proyecto Rehoboth que dirige Pau como trabajadora social: «Es el lugar donde las personas sin hogar cubren sus necesidades básicas», explica.


    El trabajo no termina aquí. Desde Natania lanzaron la campaña #AquíDuermeAlguien que consiste en informar de los tipos de sinhogarismo que hay y, además, cuenta con una aplicación para denunciar desde la cámara del móvil las injusticias que sufren las personas que viven en la calle. «Lo que se pretende es que la gente pueda subir fotos de lugares donde hay cartones o si ven que alguien duerme ahí. No tiene porqué salir la persona y no se pone la ubicación», aclara la voluntaria.


    En resumen, «la página web pretende dar una información muy general de la realidad de las personas sin hogar para que al menos la sociedad tenga unos datos», expone Pau. Finalmente, hay que tener en cuenta que los miembros de este colectivo «son personas como tú y como yo», sentencia la trabajadora social.

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    La asistencia de jóvenes a conciertos está al alza en los últimos años

    Arantxa Barona / Irene Delgado / Alexandra Rodríguez. Castelló.

    El científico Charles Darwin reconoció en La Teoría de la Evolución que las especies que llegan a sobrevivir «no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio». Y eso es lo que viene ocurriendo en el ámbito de la música clásica. «Hay demasiados músicos para la oferta de trabajo que hay, entonces este se debe reinventar y buscar otras opciones», alerta Guillermo Baez, productor de conciertos, sobre el desfase que se produce entre la oferta y la demanda en los músicos. En un momento en el que los conciertos buscan un nuevo enfoque, las plataformas (YouTube, Spotify...) junto con la educación musical son las nuevas formas para apreciar este género.

    Celebración del bicentenario de la Banda Primitiva de Llíria. Fuente: Sergio Sánchez

    La conquista del imperio mainstream

    El género clásico compite con la gran industria del mainstream que abarca el consumo de música global. «La revolución de la cultura de la gratuidad y la inmediatez ha cambiado por completo el valor de la música», explica Sara Chorén, licenciada en Patrimonio Musical, en su trabajo La transformación del consumo musical en España en el siglo XXI. Ahora, la industria se basa en singles y listas de éxitos como The Hot 100 Chart o la de Los 40, en las que cada semana entran y salen hits. No ocurre lo mismo con la música clásica, que lleva interpretando a los mismos autores (Mozart, Beethoven, Hayden...) desde hace siglos.

    El mainstream ha captado a la perfección el hecho de que la música es un acto social que también refleja las características de la sociedad. Los artistas comerciales han creado un producto con el que los jóvenes se pueden identificar. El público joven ha encontrado en la música actual un lugar donde refugiarse y crear su personalidad. Géneros como el pop están acompañados de lenguaje y formas de vestir que crean una comunidad. «En el mundo del pop hay muchísima más flexibilidad: tú eres tu producto, tú vendes vendes tu producto; en la música clásica seguimos una jerarquía que viene arraigada desde hace mucho tiempo», expone Iván Boria, músico de la Joven Orquesta y Coro de Madrid (JORCAM).

    La música comercial también abarca todos los ámbitos de gran audiencia e importancia. Un claro ejemplo son los medios de comunicación como la televisión o la radio. «Los talent shows y otros programas musicales acostumbran a ofrecer mainstream», afirma Chorén. Sin embargo, en estos concursos participa gente formada en conservatorios. Este fue el caso de Amaia Romero o Flavio Fernández, exconcursantes de Operación Triunfo que antes de entrar en la academia ya tenían formación en la disciplina de piano clásico.

    En el caso de la radio, el contenido dedicado a la música clásica se basa en emisoras de las instituciones públicas. A nivel nacional, Odio Clásica y también, en Catalunya Ràdio, la emisora CatMúsica. Ninguna de las dos forma parte de los contenidos principales que se emiten.«Los espacios destinados a mostrar otras músicas, como el indie o la clásica se encuentran en franjas horarias menos frecuentadas y accesibles, por lo que su audiencia es mucho menor y descubrirlos es poco agradable», explica la licenciada en Patrimonio Musical. 


    Modernizar lo clásico 

    La industria clásica sigue con una forma de trabajar muy. similar a la de sus orígenes: auditorios y palacios emblemáticos, conciertos estáticos y repertorio machacado. La cuestión es que este género musical no puede perder su esencia. «Se hacen cosas muy nuevas, conciertos que antes no se hacían, pero lo que soplas obras grandes van a perdurar», aclara Miguel Cervera, músico solista de la Banda Municipal de Madrid.

    Parte del sector se preocupa por la necesidad de cambiar y modernizar la industria para sobrevivir. «Si los formatos de los conciertos de música clásica no muestran cambios, en la forma de consumo actual y con la tecnología tan a la mano, las producciones de videoclips de música comercial siempre tendrán un atractivo mayor», alerta Israel Cortés, Doctor en Artes, en su artículo El video performance como herramienta para acercar la música clásica al público de nuestros días.

    El mayor problema es el pco presupuesto que recibe el sector cultural por parte de los gobiernos. Iván Boria, trompista de la JORCAM, advierte de que hay «gente que intenta llevar las nuevas tecnologías a lo que es el ámbito musical», lo que implica un coste demasiado caro para el poco dinero que se dedica a la industria. Aún así, hay estrategias baratas que pueden servir para impulsar en Internet el trabajo de los músicos. Una de ellas es YouTube. Por ejemplo, el Palau de la Música de València ha subido vídeos de los conciertos durante la pandemia en esta plataforma y ha conseguido miles de visitas.


    Distancias generacionales en las butacas

    La música clásica tiene la habilidad de prevenir enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, según un estudio elaborado por la Universidad de Helsinki, y también reduce los niveles de estrés y de ansiedad. Con todas estas ventajas, son las personas mayores las que más la escuchan. Los datos publicados por el Ministerio de Cultura y Deporte revelan que, en 2019, más de 12 mil personas de entre 55 y 74 años acudieron a un concierto de este ámbito. Sin embargo, «en los últimos años se ha notado un público distinto que suele ser más joven», explicar Berta Esparza, directora de marketing del Palau de la Música de València. Las redes sociales hacen que este género musical llegue a las generaciones jóvenes.

    Gráfica sobre los miles de personas, diferenciadas por edades, que acudieron en 2019 a un concierto de música clásica. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos publicados por el MCD.

    El público por excelencia de las orquestas son las personas de entre 55 a 74 años, pero quieren expandirse y llegar a cuantas más personas posibles. Lo están consiguiendo. Más de 8.000 jóvenes de entre 15 y 19 años asistieron a un concierto de música clásica en 2019. Guillermo Baez, responsable de producción de la Film Symphony Orchestra (FSO), ha observado un cambio en el perfil de los espectadores gracias a la divulgación musical. Este género siempre ha sido considerado como «elitista, para mayores y gente con dinero», critica Baez. Desde la FSO trabajan para cambiar estos prejuicios con, por ejemplo, la ayuda de la figura de Constantino Martínez, el director de la banda.

    El directo de la FSO «es una enciclopedia de la música del cine y eso lo transmite al público», comenta Baez. Esta agrupación musical rompe la barrera creada en los conciertos de música clásica en la que los músicos están en un sitio y los asistentes en otro. Antes de cada pieza establecen una conversación donde hablan de «curiosidades de las obras que se van a tocar, de los autores o detalles de las grabaciones», añade el productor. La FSO se ha quitado la etiqueta de música clásica para gente mayor y, a través de sus historias, llegan a la gente más joven.

    Imagen del director y los músicos de la Film Symphony Orchestra (FSO). Fuente: ABC

    El Palau de la Música de València también ha cambiado su manera de captar al público. Berta Esparza, directora de marketing del Palau, explica que cuidan al público fiel porque es quien los sostiene, pero, a la vez, hacen cosas «muy interesantes» para los jóvenes. «Hay que dedicarles mucho tiempo y esfuerzo. No basta con publicitar, hay que ir a por ellos», argumenta Esparza. Por ejemplo, han creado nuevos repertorios a un precios más accesible como el nuevo ciclo en La Rambleta.

    El precio era otro de los problemas que hacía que los jóvenes no se pudiesen permitir asistir a un concierto de música clásica. Ahora esto ya no es una excusa. «Si no hay dinero para un palco, arriba del todo las estradas son más baratas», explica Miguel Civera, requinto solista en la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. De todas formas, el elemento principal que hace que los conciertos de diferentes estilos de la música clásica se llenen de un público más juvenil es la educación.


    Educación: la salvación de la música clásica

    Las instituciones ya han empezado a hacer proyectos que unen a la música clásica con la educación. El Palau de la Música de València tiene un ciclo didáctico y de ocio para niños y jóvenes, el Menut Palau. Es un programa que utilizan para introducir a los más pequeños la historia de este género musical y las grandes obras que lo forman. La cosa no termina aquí. El Palau preparó durante 4 años «unas semanas educativas en las que personas de entre 14 y 17 años hacían una performance con la Orquesta de Valéncia», informa Berta Esparza. Así pudieron ver cómo era la música clásica desde dentro. Además, «compartir esa experiencia con amigos y familiares es muy bonito», concluye Esparza.

    Aquí entran en juego también los centros educativos. Llevar las orquestas y bandas a las escuelas para hacer conciertos en directo es otra herramienta para difundir el género. «Cuando nosotros éramos pequeños esto no existía, ahora hay más divulgación. Se acerca más la música», reflexiona Miguel Civera. Reestructurar las asignaturas de música y convertir el temario en actividades atractivas para los niños es el siguiente paso para mejorar la cultura musical en las nuevas generaciones.

    La música clásica enseña «disciplina, paciencia y perseverancia», opina Iván Boira, trompista de la JORCAM. El músico añade que también ayuda a aguantar los golpes porque en esta profesión hay muchos altibajos. En 202o, según los datos publicados por Ministerio de Cultura y Deporte (MCD), hay más de 200 nuevos centros de enseñanza, tanto privados como públicos, de este género con respecto a 2019. Es decir, la sociedad reclama nuevas instituciones -conservatorios, escuelas y academias- en las que poder aprender la historia de la música clásica y cómo tocar los instrumentos.

    Los cambios generacionales, el mainstream y la educación son los elementos que se potencian para reivindicar la importancia de la música clásica. Un género musical tachado de elitista y de gente mayor que, en verdad, está más vivo que nunca e intenta llegar a la gente más joven. Cuando todo se creía perdido, las Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana han sido declaradas Manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Además, desde la Diputación, y a raíz de la crisis económica provocada por la COVID-19, van a destinar 125.000 euros para programar un total de 81 conciertos en la Comunitat. Sin duda, aunque la música clásica no vaya al compás del mainstream, sí que se está abriendo camino en el nuevo siglo.

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    Hola, soy Irene Delgado. Periodista con un libro y un elemento audiovisual para cada ocasión. Me encanta el cine y la literatura. Espero que te guste lo que escribo por aquí.

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