La música clásica resuena ante el nuevo compás del mainstream
noviembre 05, 2021La asistencia de jóvenes a conciertos está al alza en los últimos años
Arantxa Barona / Irene Delgado / Alexandra Rodríguez. Castelló.
El científico Charles Darwin reconoció en La Teoría de la Evolución que las especies que llegan a sobrevivir «no son las más fuertes, ni las más rápidas, ni las más inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio». Y eso es lo que viene ocurriendo en el ámbito de la música clásica. «Hay demasiados músicos para la oferta de trabajo que hay, entonces este se debe reinventar y buscar otras opciones», alerta Guillermo Baez, productor de conciertos, sobre el desfase que se produce entre la oferta y la demanda en los músicos. En un momento en el que los conciertos buscan un nuevo enfoque, las plataformas (YouTube, Spotify...) junto con la educación musical son las nuevas formas para apreciar este género.
Celebración del bicentenario de la Banda Primitiva de Llíria. Fuente: Sergio Sánchez |
La conquista del imperio mainstream
El género clásico compite con la gran industria del mainstream que abarca el consumo de música global. «La revolución de la cultura de la gratuidad y la inmediatez ha cambiado por completo el valor de la música», explica Sara Chorén, licenciada en Patrimonio Musical, en su trabajo La transformación del consumo musical en España en el siglo XXI. Ahora, la industria se basa en singles y listas de éxitos como The Hot 100 Chart o la de Los 40, en las que cada semana entran y salen hits. No ocurre lo mismo con la música clásica, que lleva interpretando a los mismos autores (Mozart, Beethoven, Hayden...) desde hace siglos.
El mainstream ha captado a la perfección el hecho de que la música es un acto social que también refleja las características de la sociedad. Los artistas comerciales han creado un producto con el que los jóvenes se pueden identificar. El público joven ha encontrado en la música actual un lugar donde refugiarse y crear su personalidad. Géneros como el pop están acompañados de lenguaje y formas de vestir que crean una comunidad. «En el mundo del pop hay muchísima más flexibilidad: tú eres tu producto, tú vendes vendes tu producto; en la música clásica seguimos una jerarquía que viene arraigada desde hace mucho tiempo», expone Iván Boria, músico de la Joven Orquesta y Coro de Madrid (JORCAM).
La música comercial también abarca todos los ámbitos de gran audiencia e importancia. Un claro ejemplo son los medios de comunicación como la televisión o la radio. «Los talent shows y otros programas musicales acostumbran a ofrecer mainstream», afirma Chorén. Sin embargo, en estos concursos participa gente formada en conservatorios. Este fue el caso de Amaia Romero o Flavio Fernández, exconcursantes de Operación Triunfo que antes de entrar en la academia ya tenían formación en la disciplina de piano clásico.
En el caso de la radio, el contenido dedicado a la música clásica se basa en emisoras de las instituciones públicas. A nivel nacional, Odio Clásica y también, en Catalunya Ràdio, la emisora CatMúsica. Ninguna de las dos forma parte de los contenidos principales que se emiten.«Los espacios destinados a mostrar otras músicas, como el indie o la clásica se encuentran en franjas horarias menos frecuentadas y accesibles, por lo que su audiencia es mucho menor y descubrirlos es poco agradable», explica la licenciada en Patrimonio Musical.
Modernizar lo clásico
La industria clásica sigue con una forma de trabajar muy. similar a la de sus orígenes: auditorios y palacios emblemáticos, conciertos estáticos y repertorio machacado. La cuestión es que este género musical no puede perder su esencia. «Se hacen cosas muy nuevas, conciertos que antes no se hacían, pero lo que soplas obras grandes van a perdurar», aclara Miguel Cervera, músico solista de la Banda Municipal de Madrid.
Parte del sector se preocupa por la necesidad de cambiar y modernizar la industria para sobrevivir. «Si los formatos de los conciertos de música clásica no muestran cambios, en la forma de consumo actual y con la tecnología tan a la mano, las producciones de videoclips de música comercial siempre tendrán un atractivo mayor», alerta Israel Cortés, Doctor en Artes, en su artículo El video performance como herramienta para acercar la música clásica al público de nuestros días.
El mayor problema es el pco presupuesto que recibe el sector cultural por parte de los gobiernos. Iván Boria, trompista de la JORCAM, advierte de que hay «gente que intenta llevar las nuevas tecnologías a lo que es el ámbito musical», lo que implica un coste demasiado caro para el poco dinero que se dedica a la industria. Aún así, hay estrategias baratas que pueden servir para impulsar en Internet el trabajo de los músicos. Una de ellas es YouTube. Por ejemplo, el Palau de la Música de València ha subido vídeos de los conciertos durante la pandemia en esta plataforma y ha conseguido miles de visitas.
Distancias generacionales en las butacas
La música clásica tiene la habilidad de prevenir enfermedades neurodegenerativas como el párkinson, según un estudio elaborado por la Universidad de Helsinki, y también reduce los niveles de estrés y de ansiedad. Con todas estas ventajas, son las personas mayores las que más la escuchan. Los datos publicados por el Ministerio de Cultura y Deporte revelan que, en 2019, más de 12 mil personas de entre 55 y 74 años acudieron a un concierto de este ámbito. Sin embargo, «en los últimos años se ha notado un público distinto que suele ser más joven», explicar Berta Esparza, directora de marketing del Palau de la Música de València. Las redes sociales hacen que este género musical llegue a las generaciones jóvenes.
Gráfica sobre los miles de personas, diferenciadas por edades, que acudieron en 2019 a un concierto de música clásica. Fuente: Elaboración propia a partir de los datos publicados por el MCD. |
El público por excelencia de las orquestas son las personas de entre 55 a 74 años, pero quieren expandirse y llegar a cuantas más personas posibles. Lo están consiguiendo. Más de 8.000 jóvenes de entre 15 y 19 años asistieron a un concierto de música clásica en 2019. Guillermo Baez, responsable de producción de la Film Symphony Orchestra (FSO), ha observado un cambio en el perfil de los espectadores gracias a la divulgación musical. Este género siempre ha sido considerado como «elitista, para mayores y gente con dinero», critica Baez. Desde la FSO trabajan para cambiar estos prejuicios con, por ejemplo, la ayuda de la figura de Constantino Martínez, el director de la banda.
El directo de la FSO «es una enciclopedia de la música del cine y eso lo transmite al público», comenta Baez. Esta agrupación musical rompe la barrera creada en los conciertos de música clásica en la que los músicos están en un sitio y los asistentes en otro. Antes de cada pieza establecen una conversación donde hablan de «curiosidades de las obras que se van a tocar, de los autores o detalles de las grabaciones», añade el productor. La FSO se ha quitado la etiqueta de música clásica para gente mayor y, a través de sus historias, llegan a la gente más joven.
Imagen del director y los músicos de la Film Symphony Orchestra (FSO). Fuente: ABC |
El Palau de la Música de València también ha cambiado su manera de captar al público. Berta Esparza, directora de marketing del Palau, explica que cuidan al público fiel porque es quien los sostiene, pero, a la vez, hacen cosas «muy interesantes» para los jóvenes. «Hay que dedicarles mucho tiempo y esfuerzo. No basta con publicitar, hay que ir a por ellos», argumenta Esparza. Por ejemplo, han creado nuevos repertorios a un precios más accesible como el nuevo ciclo en La Rambleta.
El precio era otro de los problemas que hacía que los jóvenes no se pudiesen permitir asistir a un concierto de música clásica. Ahora esto ya no es una excusa. «Si no hay dinero para un palco, arriba del todo las estradas son más baratas», explica Miguel Civera, requinto solista en la Banda Sinfónica Municipal de Madrid. De todas formas, el elemento principal que hace que los conciertos de diferentes estilos de la música clásica se llenen de un público más juvenil es la educación.
Educación: la salvación de la música clásica
Las instituciones ya han empezado a hacer proyectos que unen a la música clásica con la educación. El Palau de la Música de València tiene un ciclo didáctico y de ocio para niños y jóvenes, el Menut Palau. Es un programa que utilizan para introducir a los más pequeños la historia de este género musical y las grandes obras que lo forman. La cosa no termina aquí. El Palau preparó durante 4 años «unas semanas educativas en las que personas de entre 14 y 17 años hacían una performance con la Orquesta de Valéncia», informa Berta Esparza. Así pudieron ver cómo era la música clásica desde dentro. Además, «compartir esa experiencia con amigos y familiares es muy bonito», concluye Esparza.
Aquí entran en juego también los centros educativos. Llevar las orquestas y bandas a las escuelas para hacer conciertos en directo es otra herramienta para difundir el género. «Cuando nosotros éramos pequeños esto no existía, ahora hay más divulgación. Se acerca más la música», reflexiona Miguel Civera. Reestructurar las asignaturas de música y convertir el temario en actividades atractivas para los niños es el siguiente paso para mejorar la cultura musical en las nuevas generaciones.
La música clásica enseña «disciplina, paciencia y perseverancia», opina Iván Boira, trompista de la JORCAM. El músico añade que también ayuda a aguantar los golpes porque en esta profesión hay muchos altibajos. En 202o, según los datos publicados por Ministerio de Cultura y Deporte (MCD), hay más de 200 nuevos centros de enseñanza, tanto privados como públicos, de este género con respecto a 2019. Es decir, la sociedad reclama nuevas instituciones -conservatorios, escuelas y academias- en las que poder aprender la historia de la música clásica y cómo tocar los instrumentos.
Los cambios generacionales, el mainstream y la educación son los elementos que se potencian para reivindicar la importancia de la música clásica. Un género musical tachado de elitista y de gente mayor que, en verdad, está más vivo que nunca e intenta llegar a la gente más joven. Cuando todo se creía perdido, las Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana han sido declaradas Manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Además, desde la Diputación, y a raíz de la crisis económica provocada por la COVID-19, van a destinar 125.000 euros para programar un total de 81 conciertos en la Comunitat. Sin duda, aunque la música clásica no vaya al compás del mainstream, sí que se está abriendo camino en el nuevo siglo.
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